Hasta el 8 de marzo se puede conocer una muestra de estas obras en la exposición “Dibujos en Prisión” que reúne más de 60 trabajos en diferentes técnicas y formatos, desarrollados en los centros de detención que existieron a lo largo del país. Este material forma parte del catálogo presentado el 18 de diciembre en el MMDH en el marco de la inauguración de esta exposición. Es un libro editado por Ocho Libros y el Museo de la Memoria y prologado por el artista Guillermo Nuñez.
Esta colección de dibujos en prisión, única en su género, se ha venido conformando gracias a las donaciones realizadas por sus propios autores, por sus familias o sus compañeros de prisión, para quienes dibujar o pintar en prisión fue un acto de resistencia frente al horror y la incertidumbre, una reafirmación de su condición humana y de su dignidad.
También dibujaron como un modo de ocupar el tiempo en cautiverio; retratando a sus compañeros, el paisaje, las actividades cotidianas del campo de prisioneros, las celebraciones, los encuentros musicales, oficios y ocupaciones en prisión, sin olvidar el humor.
Más de 300 dibujos y acuarelas realizadas por prisioneros políticos en tiempos de dictadura en Chile, forman parte de la Colección del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. Esta colección, única en su género, se ha venido conformando gracias a las donaciones realizadas por sus propios autores, por sus familias o compañeros de prisión.
Estos dibujos registran las vivencias ocurridas en los centros de detención a lo largo de toda la geografía del país: desde el campamento de prisioneros de Chacabuco en el Norte Grande hasta los campamentos de prisioneros de isla Dawson en el extremo sur del país, pasando por el Estadio Nacional de Santiago, Ritoque, Puchuncaví, la isla Quiriquina, Pisagua, el buque escuela Esmeralda, isla Riesco, Bucalemu, Estadio El Morro y tantos otros, incluyendo todas las cárceles existentes y muchos recintos militares a lo largo de Chile.
Tan diversa como fue la prisión política, son los autores de estos trabajos. Entre ellos una mujer, profesora, varios arquitectos, un médico, un par de ingenieros, estudiantes de arte, dos jóvenes recién saliendo de la adolescencia, algunos vinculados al oficio gráfico o al arte; un marino, prisionero un mes antes del golpe de Estado acusado de sedición. La mayoría salió al exilio desde la prisión, algunos se quedaron para siempre viviendo fuera del país o transitando frecuentemente entre el exilio y Chile.